DESIGN POLICE MANIFIESTO



Desde el manifiesto  First Thing First no se ha vuelto a criticar que el uso de la capacidad creativa por parte de los diseñadores se ha visto reducida al ámbito del consumo. El diseño ha seguido siendo, cada vez más, una herramienta para las empresas y para el desarrollo de las comunicaciones con los clientes. Es difícil en estos tiempos separar el diseño de la comunicación de las marcas y de su uso para y por el capitalismo. Sin embargo nuevas corrientes buscan alejarse de la masificación y desde escuelas como  Rietveld Academy surgen nuevas ideologías más cercanas al arte, denominándose a si mismos como Visual arts. Estudios como Bureau Borsche, Experimental Jetset, The Rodina o Metaheaven encuentran en los nuevos medios, un campo de experimentación para el diseño y buscan plantear nuevas preguntas. Esta dualidad tan compleja de campos hace que se planteen preguntas que nunca ha tenido una respuesta como:

¿Qué es el diseño? Y ¿Qué es el buen diseño?

Según mi punto de vista el diseño y la idea de diseño sobre todo es una cualidad, una herramienta implícita del ser humano. Como comenta Alice Rawsthorn en “Design as an attitude” a través de innumerables ejemplos, nacemos diseñando y la evolución del ser humano no radica únicamente en su capacidad cognitiva, si no en la capacidad de usar la inteligencia para poder diseñar la realidad. Si pensamos por ejemplo en los homínidos la capacidad de supervivencia se veía incrementada gracias al desarrollo de herramientas para distintas funciones, armas para cazar, campos de cultivo, usar pieles a modo de ropaje etc, incluso de la manera más inocente el diseño estaba presente. Sin embargo el diseño siempre surgía ante una situación concreta. Estas situaciones se dan por la capacidad intelectual del ser humano que es capaz de entender y desarrollar la realidad que le rodea. Por ejemplo: la curiosidad y la capacidad cognitiva descubren el fuego, este nuevo elemento plantea nuevas preguntas y a través del diseño se crea la hoguera que es la solución y la respuesta para el uso. La evolución del ser humano depende de esta dualidad, pensamiento o mente y diseño o acción. Podría dividirse como el mundo de las ideas y el mundo sensible de Platón donde según mi perspectiva el mundo inteligible sería la filosofía y el mundo sensible sería el diseño.

Esta dualidad, a diferencia de la Platónica, no sigue un camino lineal si no que la conjunción de ambas ha creado un ciclo constante de evolución hasta el momento en el que nos encontramos. La filosofía entiende el mundo o la realidad y se plantea preguntas para comprender esta, el diseño desarrolla herramientas para este entendimiento y modifica y crea elementos para esta función, lo que plantea nuevas preguntas sobre estos y así sucesivamente. Una vez descubierto el fuego, se crea la hoguera pero la hoguera plantea nuevas preguntas y nuevas realidad como el asentamiento, la capacidad de cocinar, el calor o la muerte, y el diseño tiene que responder nuevas preguntas. Un ejemplo más claro del funcionamiento es el lenguaje. La filosofía recoge la experiencia del mundo que le rodea y comprende la capacidad de comunicación, pero es a través del diseño donde se crean los alfabetos para poder comunicarse. De esta forma hemos ido evolucionando y modificando la realidad a nuestro alrededor hasta desarrollar la compleja realidad actual. Este modo de evolución crea un sistema complejo pues desde una capacidad inocente de plantearse preguntas surgen cada vez más respuestas y más preguntas a modo de árbol que extiende
sus ramas hacia el infinito. A veces dicha complejidad consigue que ciertas ramas se corten, otras se entrelacen y algunas se sustituyan por otras. La complejidad que se ha ido desarrollando ha conseguido que se creen ideas como los dioses, el arte, la historia y elementos como la imagen,Internet,
los memes o un avión.

Hubo un momento en la historia donde el diseño paso a ser una habilidad separada de la filosofía y surgieron las artesanías y, en su máxima expresión, el arte. Ambas cualidades se etiquetaron y separaron, se crearon campos de estudio separados y surgieron profesiones como inventor, científico, artista, artesano o filósofos. Durante muchos siglos esta fue la realidad pero con el desarrollo de la revolución industrial y durante el siglo pasado el arte y el diseño dieron un paso adelante, remarcando la importancia del diseño o el arte y su conexión con la filosofía o el pensamiento. Después de Marcel Duchamp y el inodoro el mundo de la creatividad se revolucionó y durante varias décadas se vivieron revoluciones artísticas que buscaban nuevos medios, nuevas formas y nuevas ideas para llevar a cabo la obra de cada artista. Se alejaron de formatos preestablecidos y quisieron desarrollar y buscar nuevas identidades, sin embargo cada una de las nuevas formas creativas se basaban en dogmas, manifiestos que apoyaban la forma de pensar y crear de cada artista. El diseño se vio afectado por este cambio y lo que antes se llamaban artesanías se empezaron a autodenominar como diseñadores. La idea de diseño surgió durante esta época. Desde el arte nacieron las vanguardias y en el diseño nacieron las escuelas. El surrealismo, el dadaísmo, escuelas como la Bauhaus, la escuela Memphis, Superstudio  basaban su obra primeramente sobre un pensamiento filosófico. Comprendían la importancia de la creatividad a modo de herramienta de desarrollo de una filosofía encontrando en esta herramienta un medio para cambiar el mundo y repensar lo establecido en una sociedad que evolucionaba cada vez más rápido.

A finales de siglo y con el desarrollo cada vez más elevado de la tecnología y la llegada de los nuevos medios el diseño dio un giro radical. El diseño más experimental que abogaba por la construcción de estructuras culturales a través de planteamientos filosóficos como vemos en “Design as an Attitude” de Alice Rawsthorn se vio arrastrado hacia el capitalismo imperante, gracias en parte a la gran acogida que tuvo el Pop Art Estadounidense. Comprender las marcas como arte y el desarrollo del arte como algo replicable acercó más que nunca el diseño y el arte a este mundo capitalista. A partir de ese entonces y por el proceso de globalización que estaba por venir, el diseño perdió el carácter filosófico y se empezó a comprender como algo puramente instrumental.

“Things First Things” es un Manifiesto escrito por grandes diseñadores de todo el mundo como Tibor Kalman o Ken Garland que reaccionaban contra la opulencia de la Gran Bretaña de los años sesenta, buscaba radicalizar el diseño, que se había vuelto vago y acrítico. A partir de las ideas de la Teoría crítica y la Escuela de Fráncfort, así como las de la contracultura de la época, afirmaba que el diseño no es un proceso neutral, carente de valor. Atacaba a la cultura consumista que sólo se interesaba por comprar y vender cosas, y reivindicaba la dimensión humanista del diseño gráfico. El manifiesto es el mejor ejemplo del carácter instrumental que el diseño estaba adquiriendo. Las nuevas corrientes del diseño obviaban y obvian su capacidad disruptiva asentando como bases teorías nimias y mercantiles, automatizando a través de la copia de antiguas escuelas ideas como “diseño universal” o “buen diseño” respetadas por gran parte de la comunidad. Actualmente la automatización de estos ideales se ha convertido casi en un alienalismo acrecentado por las redes sociales. Aunque en los últimos años han surgido corrientes contrapuestas donde estudios como Experimental Jetset, Metaheavn, KesselKkramer o Bureau Borsche encuentran en la experimentación nuevos modos de diseñar y de comprender el diseño, el hecho de que escuelas como Rietveld Academy o IED cambien el nombre de sus estudios por “visual arts” o “fine arts” dicen mucho sobre el estado actual del diseño. El diseño como se entiende actualmente clama su valor creativo pero el noventa por ciento de los trabajos tienen como concepto ideas como:

—El color rojo es agresividad y actitud

—La “futura” es una tipografía moderna

—Un paraguas significa protección

—Helvetica sirve para todo

—El concepto de mi marca es velocidad

Por último creo que esta globalización ha creado la sensación de que el buen diseño depende únicamente de la objetividad global. Las redes sociales han convertido el mundo del diseño en un mercado de likes. La masiva información ha creado la falsa sensación de que es imposible crear nada nuevo y el diseño se ha convertido en diseño occidental. Los diseñadores sienten impotencia ante estos hechos y donde antes podían confiar en unos ideales filosóficos para poder seguir creando ahora las filosofías se diluyen y han dejado de tener importancia. Debido a esta impotencia cada vez hay más diseñadores que buscan alejarse de todo ello, con actitudes individualistas, creando corrientes nuevas obviando el mercado de las redes sociales. Corriente como la liderada por el anteriormente mencionado Bureau Borsche, una corriente puramente estética de experimentación de diseño y los nuevos medios. Diseñadores como Jacob J Wise, Gilles de Brook, Cirian Birch o proyectos como Napoleon Typefaces, Typelab entre otros trabajan desafiando las leyes escritas y no escritas del buen diseño. Otra corriente es el absurdismo que se basa puramente en el humor y lo absurdo para trabajar de manera placentera en diseño e imagen buscando un resultado final extravagante, disruptivo por el puro placer de crear algo hilarante, distinto creando situaciones visuales incomodas. Artistas como Max Siedentopf, Harry Grunti, Daniel Eatock o Rottindean Bazaar experimentan y crean nuevos proyectos que sitúan la imaginación por encima de las normas preestablecidas. (Sin embargo con corriente no hablo de grupo y aunque muchos tienen relación entre ellos no hay un manifiesto ni unos ideales que apoyen su unión, únicamente el placer por un
estilo en concreto de diseño/arte.)



Según mi punto de vista y como se puede ver la falta de conceptos filosóficos establecidos no entorpece la capacidad del diseño para seguir evolucionando y dando respuestas a preguntas que muy posiblemente aun no se han planteado. Por ello para mi el diseño y el buen diseño es la capacidad de responder a preguntas que la filosofía se plantea. El diseño no es una manera creativa de vender algo, eso es comunicación o marketing. Con este ensayo no intento cambiar el mundo pero si asentar en mi cabeza una estructura de lo que está sucediendo. Creo firmemente en el diseño y la filosofía y la capacidad para comprender y cambiar, para bien o para mal, la realidad en la que nos encontramos. Massimo Vigneli dijo una vez “El mal diseño debería de estar en la cárcel”. A través de este proyecto voy a desarrollar la Policía del Diseño, llevando ambos mundos anteriormente descritos y la situación en la que nos encontramos a los extremos para crear un dialogo entre los diseñadores sobre los límites, la globalización y
como nos afecta.